El escenario es único y mágico. Desde el primer instante es un lugar —no un espacio solamente, sino uno en el que se acumulan capas del tiempo. La escala era crucial, los árboles monumentales que lo rodean mandan. Creo que acertamos, pero no por casualidad, sino porque esas proporciones, las de la pieza, son especiales y se copian de la naturaleza. La implantación se ha cuidado mucho. Descubrirla, que no estuviera expuesta al primer golpe de vista. Que tenga un exterior tan contrastado desde cada extremo y un interior tan diferente. Mantiene una escala doméstica muy relacionada con las proporciones del cuerpo y sus posiciones. Es latente la sensación de refugio, de interior, de cobertizo, y ésta es la función primitiva de cualquier construcción. Formas ergonómicas que absorben naturalmente las posturas del cuerpo. Comodidad. La continuidad entre los paramentos verticales y horizontales: no se diferencian la pared del suelo, se eliminan aristas, no hay borde. Es interesante ver cómo los niños experimentan esa ambigüedad espacial sin prejuicio, forzando ese límite.